Ya van llegando las nalgas
bien ceñidas al viento
unas gruesas, otras flacas
y en vertical sonriendo.
Está el trasero locuaz
y aquél otro pandero,
que olvidado en las calzas
nadie mira con deseo.
También llegó el señor culo
de entre todos pecador,
por su envidiada dureza
y esfericidad mayor.
Vinieron cachas potentes,
el posadero partido,
que es valle de alegría
y profundísimo abismo.
Ya van llegando las nalgas
bien ceñidas al viento
unas gruesas, otras flacas
y en vertical sonriendo.
Llegaron cachas tímidas,
otras de gran escándalo
en algunos casos frías
y aquellas que admiramos.
Apareció el culo raso
vulgar del pueblo oriundo,
por su impasible llaneza
conocido en todo el mundo.
El otro aquel es nalgudo
colgandero y generoso,
vista calza, sayón, falda
siempre viene muy bulboso.
Ya van llegando las nalgas
bien ceñidas al viento
unas gruesas, otras flacas
y en vertical sonriendo.
Nadie mira al más pequeño
por su carácter discreto,
no sea que diga algo
y se vuelva vocinglero.
Recibido con ovación
es el culo más altivo
distinguido y cauteloso,
en burlesco atavío.
Está, pero no está claro
si ese culo es tan terso,
pero muchos lo admiran
por si acaso es descubierto.
Ya van llegando las nalgas
bien ceñidas al viento
unas gruesas, otras flacas
y en vertical sonriendo.
Viene el ancho y vigoroso
engañador al sufijo,
ese culazo por el flanco
va y se queda en un suspiro.
Luego está el aireado,
que sin pudor va enseñando,
unas cachas muy carnosas
que a discretas no han llegado.
No hay culo despreciado,
todos son bien recibidos,
en la fiesta del cachete
y el pellizco consabido.
Ya van llegando las nalgas
bien ceñidas al viento
unas gruesas, otras flacas
y en vertical sonriendo.
M8