El Culito Bailón (y candidato a culo del Master junto a Culito Pijo) tuvo la ocurrencia de traer un collar de caramelos, así que nos tiramos toda la noche con el jueguecito. Fue una velada un poco pasada por agua, y con grandes ausencias (¿el delegado está perdiendo su poder de convocatoria o es que los yonkis del Milenium están desintoxicándose?) pero la disfrutamos igual.
Y es que cada vez vamos a más en las reuniones masteriles. En la primera salida nos conformamos con desayunar juntos, en la segunda brindamos con todo tipo de brebajes por el año nuevo, en la tercera desabrochamos camisas y en esta última "mordimos" cuellos. ¿Qué tocará la proxima vez? Habrá que estar presente para averiguarlo.
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